“nosotros
no tenemos un cuerpo, somos un cuerpo”
Alexander
Lowen.
Desde que nos gestamos
en el vientre materno y nos volvemos carne, el cuerpo es el medio de presencia
del ser humano que le permite existir en el mundo. De esta manera, el cuerpo es
fuente de sabiduría organísmica, también es el campo que recibe los rastros de
una historia particular que no sólo almacena imágenes y recuerdos, también
guarda emociones y sentimientos vivos que parecen deambular por la piel, por
los órganos, por las células.
Por lo tanto, la experiencia corporal que la persona adquiera a lo largo de su vida
es crucial para determinar la imagen que se tenga de sí mismo. Y a su
vez, la manera en que la persona se relacione con el mundo dependerá en gran
medida de la forma en que se perciba y contemple a sí misma.
La corporeidad es un concepto que va muy de la mano
al de cuerpo, sin embargo, va más allá de las funciones orgánicas y biológicas,
es el cuerpo que vive y que siente, el que se relaciona y abre al mundo para
vivir la experiencia que lo construye en su totalidad.
Alexander Lowen afirma
que si aceptamos que los seres humanos somos criaturas espirituales, también
debemos aceptar que la salud está relacionada con la espiritualidad… la
espiritualidad del cuerpo es la sensación de unión con el universo. Una
sensación no es sólo una idea o una creencia; es más que un proceso mental, ya
que incluye el cuerpo.
La bioenergética es un
camino, una vía, para llegar a una conexión unificadora entre cuerpo, emociones
y espíritu. Con sencillos ejercicios permite generar cambios telúricos que se
abren como posibilidades de transformación, que sitúan a la persona en un
escenario triunfante.
Para conocer más el tema
recomiendo visitar http://lowenfoundation.org/